lunes, 26 de octubre de 2009

Taberu (comer), parte I.

Comer en Okinawa y Japón es todo un tema, se imaginarán. La comida es por demás exótica, abundan los animales vivos y los gustos son completamente diferentes a los que estamos acostumbrados en nuestros país, sin olvidar que muchas veces el comenzal siente ganas de vomitar.

Espero que no se lo hayan creído, porque todo el párrafo anterior es mentira.La comida en Okinawa y Japón, es excelente, de hecho lo único que me salva de regresar con plus de kilogramos es el entrenamiento...de doble turno!.

No voy a describir cada cosa que comimos durante los 35 días que duró nuestro viaje, pero si comentar algunas cositas.

Nuestro primer alimento lo ingeríamos ni bien nos levantabamos, apenas pasadas las 6 de la mañana. En esa ocación la idea era no entrenar con el estomago vacío, por lo cual una fruta, alguna rodaja de pan o un pequeño yogurt nos proporcionaba parte de la energía que necesitabamos. Después de la primer semana, un poco acostumbrados al calor...o mejor dicho, extrañando el terruño diría yo, acompañábamos con unos mates.

La ceremonia desayunadora, era siempre acopañada por los noticieros de la televisión de Okinawa, donde tratábamos de descifrar si se iba a nublar o iba a bajar la temperatura en el informe del clima, sino el curso de idioma nos ayudaba a recordar que no solo no entendíamos el japonés (en uno de los canales enseñaban un idioma por día: Italiano, Español, Chino, Inglés, Francés y Coreano, creo. Nosotros optamos por apreder español, pero no lo logramos).

Un rato antes de la 7 bajabamos a entrenar, hasta pasadas las 9.
Terminada nuestra clase, la mayoría de los días, desayunamos con sensei Arakaki. Armabamos una mesa en el dojo y él nos preparaba diferentes platos de la cocina de Okinawa, que contenían distintas legumbres, arroz, carne de cerdo, fideos, huevo, verduras, pezcado, etc. todo delicioso y ABUNDANTE.

Sensei Arakaki es un excelente cocinero, pero con un concepto de capacidad estomacal muy particular. Cada desayuno era demasiado grande y en la Okinawa de pos guerra, donde la cosa no fue fácil como sensei nos hizo saber a través de las historias que nos contaba, no está bien visto que sobre o que se desperdicie alimento.

Por eso, cuando nos invitaban algo de comer, aunque no fuera del máximo agrado del comensal, había que comer.

Acerca de eso puedo contar dos anecdotas.

Un día Tanaka San, uno de nuestros compañeros de practica, fue invitado por sensei a desayunar con nosotros, aparentemente la espera se extendió mas de lo que él tenía previsto y se despidió.
Cuando sensei Arakaki apareció con su plato, no se puso muy feliz al descubrir que Tanaka se había marchado. Resultado: tuvimos que comer la sopa entre todos los arusenchines. Casi sin espacio en el estomago donde alojar mas comida. Se imaginarán que nuestras palabras hacia Tanaka, no son reproducibles en este medio, sin que se me tilde de salvaje (los que me conocen no se extrañarían, pero bueno, no es la idea).

La otra anecdota, acurrió un día culminando nuestro desayuno, sensei nos había comprado unos dulces, que parecían ravioles morados sin cocinar con azucar impalpable cubriendolos (en realidad parecían babosas con sal demasiado fina, pero bue...no queda lindo si lo digo de esa forma).
Antes de invitarnos a probar, nos explicó que ese era un dulce tradicional de Okinawa, muy especial y famoso que él nos había comprado para que disfrutemos con el desayuno.

A pesar de tan linda introducción, nadie arrancaba, pero sabíamos que había que entrarle y "no me gusta", "no puedo mas", "estoy lleno" y demás, no estaban dentro de las posibles respuestas de un guerrero desayunador de pos práctica.
Sensei Acosta fue el primero (y el que mas comió), Nico no quiso saber nada...y no hubo forma de convencerlo, asíque tuvimos que sacrificarnos nosotros comiendo babosas dulces.

Cuando llegó Ryuta, el hijo menor de sensei que siempre llegaba durante el desayuno, y vio lo que estabamos comiendo, puso su peor cara de asco y dijo en textual español: "que es eso?".
Se imaginarán que todo eso de comer lo que te ofrecen, valía más que para nadie, para nosotros, porque Ryuta ni las probó (ni dejó de mirarlas con cara de asco).

En fin, esto es lo que hoy puedo decirles de la comida, durante nuestra estadía en Okinawa.
En entradas futuras, espero contarles algo mas, que ya se me está ocurriendo...

De más está decirles, que espero comentarios.
Mis saludos para ustedes, seres humanos alimentados con fast food.















No se si hace falta aclararlo, pero las fotos no son de cosas que hayamos comido, sino de uno de los mercados de Heiwa dori, pero bueno...así es el "marketing", creo.

viernes, 25 de septiembre de 2009

El "Ciber Rata"

Es mi obligación moral agradecer el hecho de haber podido estar conectado a través de internet, a la gente que lo hizo posible, el problema es no saber a quién agradecer!!!!

Antes de viajar me compré un telefono muy bonito y costoso para mi presupuesto, con el objeto de poder utilizar la red cibernética mundial a través de señales "wi fi".
Como habrán leído en "Algún inconveniente", las vueltas de la vida hicieron imperativo que lo estrenara en suelo nipón a pocas horas de llegar y funcionaba!!!!

Ese primer intento, consistió en ir caminando buscando señal con el teléfono en mano, esperando un lugar donde el "güi fi" fuera bueno. Ese lugar, estaba situado fuera de un open 24 llamado "Family Mart" (famiri maruto), a unas 4 calles de la casa de sensei.

Pero al día siguiente, la busqueda no fue tran productiva, la señal era muy débil o se cortaba, así que como buen nómade comencé a movilizarme, TELEFONO EN MANO, buscando una señal sin clave de acceso.
La busqueda fue corta, ya que en la misma esquina, en la puerta de uno de los tantos restaurants, plena zona de bares de Matsuyama, encontré la anciada Panacea, que se convertiría, con el correr de los días, en nuestro CIBER!
Debo reconocer que no lo bautizamos hasta unos días después, ya arribado sensei Vazquez a Naha. La señal era muy buena, pero navegar con mi telefono, era bastante incómodo.

De todos modos hubo que arreglarse, porque el único día que pudimos encontrar un ciber, pretendían cobrarnos una fortuna; posteriormente nos enteramos que dentro del costo (como $50 la hora) estaba incluído algo de beber, un box privado, asiento masajeador, acceso a libros o revistas de animé, un viaje en un cohete que llegaba a la Argentina pasando por la estratósfera en menos de 2 horas y no se cuantas cosas mas...pero nuestro presupuesto no daba para eso.

Asíque en el "CIBER callejero, aun sin nombre" transcurrieron nuestras noches, leyendo mails en la puerta del mencionado restaurant, en el conocido barrio, has-ta que lle-gó sen-sei Vaz-quez , como 10 días después que nosotros (el único a quien debo y puedo agradecer, por haber llevado su notebook).

El primer día que fuimos con su computadora personal portatil, a la puerta del ya mencionado restaurant, navegamos mucho mejor (porque la compu capturaba mejor señal), pero sostenerla sobre nuestras piernas, era bastante poco confortable.

Ahí surgió la situación de bautismo, de nuestro ocacional CIBER: apareció un pequeño roedor (la rata), que salió de la nada y, después de pasarnos por debajo de las piernas a todos, como si no estuviésemos ahí, se metió en un hueco que ni se veía al lado de la raíz de un árbol.

Seguro que era su territorio y pretendía que lo supiéramos, ya que no fue la única vez que se hizo presente. De todos modos, nuestra necesidad de estar conectados gratuitamente podía mas que nuestro cariño por la alimaña...por lo cual, ni nos movimos.

La rata fue y vino un par de veces, comprobando que nuestra determinación, por una señal "GÜI FI" era realmente la de verdaderos guerreros samurai a punto de enfrentar la muerte.
Estimo que se habrá cansado, y no apareció mas.

Así nació el "Ciber Rata".

Unos días después, sensei Vazquez, descubrió que otra señal (AWAMORI), se podía recibir directamente desde nuestra residencia okinawense, por lo que ya no fue necesario asistir al "Ciber Rata" por un tiempo.

Pensamos que la rata nos iba a extrañar un poco, pero no regresamos, producto del cansancio diario y de lo bien instalada que quedó la computadora, gracias a Sensei Vazquez.

A partir de ese día, varios tuvieron noches de insomnio, alguno para conectarse con su familia, otro con su novia, uno subiendo fotos al "Facebook", otro contestando correo, uno trabajando, otros un poco de cada cosa, trabajo, correo, novia, esposa, hijos, amigos, busqueda de noticias, apuestas por internet, etc...en fin.

Unos días antes del Torneo Mundial, tuvimos un episodio bastante oscuro...
LA SEÑAL AWAMORI DEJÓ DE RECIBIRSE....
Queríamos ir a quejarnos!!!
estabamos indignados!!!
¿cómo podía ser que la señal que nos alimentó la necesidad de internet sin pagar un solo yen, se haya perdido???
Bueno, como era una señal que ni nosotros sabíamos de donde venían o de quien era (por eso no pudimos quejarnos ni agradecerles) regresamos a nuestro viejo y fiel amor...
el "Ciber Rata", que siempre estuvo ahí, salvándonos de lo peor que podía pasarnos "estar sin conexión".

Mas o menos así, nos mantuvimos conectados.

Bueno señoras y señores sin problemas de conexión, me despido de ustedes.

ah! espero comentarios, si no es a través de internet, por problemas de conexión, que nunca faltan...
se aceptan señales de humo, cartas de puño y letra (de esas que se mandaban con código postal), mensajes de texto, papelitos por debajo de mi puerta, avioncitos con mensajes escritos dentro, aviones con pancartas gigantes, pasacalles, mensajes secretos en los menú que se escriben con tiza en la puerta de los restaurants, etc.

Por desgracia, el único documento grafico, es del día de la inauguración y no se ve bien...
pero acá les va...


viernes, 18 de septiembre de 2009

Oasis en el paraíso...Naminoué beach.

Yo sé que estoy debiendo historias:
Nico y la mafia de los medicamentos, la Zona Roja de Naha, el día del tifón (que les adelanto, fuimos a la playa...je, je...arusenchines tercermundistas con poca capacidad para medir el peligro), el resto del día "terminado el evento en Shuri Sho", etc., etc., etc.

Soy consciente que estoy en deuda con mis lectores, amigos y/o curiosos, pero he decidido que voy a escribir acerca de la playa de Naminoué, que nos refrescó "un poco" entre tanto clima homicida.

Esta hermosa playa, está situada a unas 10 cuadras del Hombu dojo de la escuela Kodokan ("Dojo central", como les comenté en entradas anteriores en el mismo edificio funcionan: en la planta baja el deposito de la compañía Arakaki Tsusho, en el primer piso está la casa de sensei Arakaki y el dojo, en el segundo piso el departamento de su hija mayor y otro que nos facilitó sensei para vivir a los arusenchines y por último la terraza (azotea, "the roof" o como les guste llamarla) donde están los bonsai de Ryuta).

En general caminabamos hasta la esquina de la escuela "Naha Chugako" (frente al dojo central de la Kodokan) y, doblando hacia la derecha, enfilábamos en línea recta transitando zona residencial hasta chocarnos con el mar (en el límite del puerto de Tomari, a unas 5 cuadras). Desde ahí, virábamos a babor (osea "la izquierda"...je je) y otras 4 cuadras de "verde", con la autopista¿? a nuestra derecha hasta el ingreso a la playa, donde nos recibían unas mesitas de cemento bajo techo (donde la gente podía realizar una suerte de pick nic, jugar a algo, o solo resguardarse del sol), al lado una especie de fuente de agua, sin agua.
Al fin: "tadaimá" (llegamos).

Naminoué debe tener unos 200 metros de largo, el agua transparente de tono verdosa y la vista arruinada recientemente, por la ampliación del puente- autopista (o lo que sea) que estan construyendo, evidentemente desde hace un tiempito.

Edificado sobre un morro, el Templo Naminoué pareciera el guardián espiritual, que protege desde la altura a los bañistas que concurren buscando algo de fresco, diversión, distención, sol o vaya usted a saber que.

Horario para ingresar desde las 9 de la mañana hasta las 19:30hs. (19:15 hs te sacan del agua, salvo que te encapriches y no quieras salir...pero esa es otra historia que no puedo contar, asíque los interesados, indagar entre los miembros de la delegación "aruchintina", como diría Patricio).

Una vez que llegas al agua, propiamente dicha, y dependiendo de la marea tenés entre 30 o 50 metros (dependiendo también de mi capacidad para calcular longitudes) para nadar o chapotear antes de que una barrera, hecha del mismo plástico de las "Pelopincho", te impida seguir avanzando. La profundidad excedede los 3 metros en marea alta, pero no me tapa ni a mi, durante la bajante (yo se que soy muuuy alto, pero cada vez que me miden, por "no se que maldita jugada del destino", los metros, que evidentemente están en mi contra, no marcan más de un metro sesenta y nueve centímetros) .

De todos modos hay tres " mangruyos" (creo que puedo llamarlos así...no?) con guardavidas que se turnan para vigilar lo que sucede en la playa (aunque una vez casi se ahoga una señora, a quien tuvo que salvar Patricio).
También hay sombrillas de alquiler, distribuidas prolijamente en la arena.

Nos llamó la atención, como se viste la gente de Okinawa y Japón para estar en la playa: mujeres con calzas largas y negras, remeras de manga larga, sobrero y paraguas para protegerse del sol. Los estudiantes, se meten con el uniforme deportivo del colegio y los hombres usan bermudas, remera y algunos hasta zapatillas (el suelo es de arena blanca, nada de piedras grandes, ni molestas). Los extraños eramos los "gaishin" (extranjeros, aunque creo que no literalmente) y alguno que otro "japo cascoteado".

Cuando salís, te encontrás con baños públicos gratuítos, donde podés hacer tus necesidades y otro con duchas, que te salen algo asi como un dolar los 3 minutos, como para sacarte un poco la sal, que es mucha.

En esta playa, la delegación Argentina se refrescó bastante seguido, aunque no diariamente, debido a otras actividades, el cansancio y vaya a saber usted por que.

Antes de finiquitar esta entrada, describo que en el "verde" que mencioné, los ancianos juegan al "croquet", otros solo trotan y algunos jovenes juegan futbol, a veces acompañados por un grupo de arusenchines quemados a las 12 del medio día (siiiiiiiiiiiii...adivinaron: OTRA HISTORIA MAS).
Mata atode ne! (algo así como "nos vemos despues").


martes, 8 de septiembre de 2009

Algún contratiempo....

Como dije antes...el primer día tuvimos algún contratiempo...que debería¿? describir.


Los ubico. Después de algo así como 39 horas desde que salimos de Buenos Aires, vuelos, paradas y demás.
Recién arribados a Okinawa, contratamos una van, que nos transportó los poco mas de 6 kilometros, que separaban el "Naha Kuko" (Aeropuerto de Naha) del Hombu dojo de la escuela Kodokan, ubicado en el barrio Matsuyama, en la ciudad de Naha.

Llegamos al dojo y sensei no había recibido mi mensaje de hora de arribo (vía Mika, por correo electrónico), por lo cual decidimos dejar los bolsos en el dojo (que está en el primer piso del edificio) y salir a caminar por las calles de los alrededores, regresando cada 10 minutos mas o menos. Si mi memoria no falla, habremos arribado al dojo, desde el aeropuerto, cerca de las 21:30 horas.

Pimer detalle que deben saber, Gastón no se sentía demasiado bien, al final de vuelo o recién bajado del avión, experimentaba un mareo y una sensación de malestar importante. Por lo cual tomó algún medicamento, suministrado seguramente por Nico (que por estos días no me extrañaría que esté involucrado en la mafia de los medicamentos...ya les contaré por que...en otra historia) porque el malestar crecía a medida que pasaba el tiempo.

El calor, como ya saben, era insoportable y creo que lo aguantamos solo del cansancio pos viaje que teníamos...sumado a la excitación de estar en Okinawa.
Dimos vueltas y mas vueltas por el barrio. Advertí cuanto había cambiado el lugar desde mi última visita, en el invierno del 2003 y los muchachos hicieron reconocimiento del terreno que tendrían que transitar el mes y monedas que teníamos por delante.

Se hicieron mas de la 1 de la mañana, y el sensei no llegaba y nadie aparecía por su casa, cosa extraña realmente.
Decidimos ir a controlar, a través de internet, si me había mandado algun correo o conseguir algún teléfono donde llamarlo (ya que mi agenda electrónica quedó en Ushuaia, confiado de que Mika iba a comunicar mi mensaje, y ahí estaban todos los telefonos...de Mika, Sensei, su esposa, etc.). Encaramos la misión, Patricio, Nico y yo.

Gastón se quedó en la puerta del Hobu Dojo, junto a sensei Acosta.

Encontramos a pocas cuadras, un sitio con señal "wi fi", desde el cual podía controlar el correo a través de mi telefono celular (en teoría). No había ningún correo de Arakaki sensei en mi casilla de mensajes, por lo cual decidimos regresar a ver cual era la situacion en la base "sensei Acosta- Gastón".
Buenas noticias! sensei Arakaki había regresado de su "paaty", como las llaman en Okinawa (a una fiesta o una reunión de clima distendido).

Malas noticias, Gastón salió a buscarnos. chan!

"Ya debe estar por volver", supuso sensei Acosta, pero los minutos pasaban y Gastón no aparecía.
Particularmente empecé a pensar en lo retorcido de las calles de Matsuyama, donde era bastante sencillo perderse y bastante difícil llegar a destino, especialmente la primera vez que estabas ahi y de noche, sumado a que Gastón no se sentía bien cuando bajamos del avión.

Por ello armamos un operativo "busquemos a Gastón". Imaginennos.
Corriendo a las 1 y media de la mañana, con 35ºC de calor por lo menos, dando vueltas, tratando de barrer la mayor cantidad de calles de los alrededores, casi del mismo modo que habíamos caminado un rato antes... tratando de imaginar "donde rábano estaba Gastón".

No puedo explicar lo que transpiré corriendo (Patricio, afortunadamente para él, no transpira tanto como yo)...y Gastón?
No aparecía, el muy maula!
Ya nos preocupaba; al menos yo estaba preocupado, lo imaginaba desmayado...y no sabiendo como regresar...
Mientras tanto, seguíamos yendo y viniendo, pensando dónde comino podría estar este señor diseñador gráfico extraviado, al tiempo que sensei Arakaki se asomaba, esperandonos para que ingresemos a su casa.

Apareció el muchachito.
Estaba unas cuadras mas alejado de lo que nosotros nos habíamos ido (por eso no lo encontramos...quizas terminó en la zona roja de Naha...uy! otra historia para contar...que tul?).
Asíque, una vez que estuvimos todos juntos, ingresamos a la casa de sensei, donde comimos algo, conversamos y cerca de las 3, nos fuimos a descansar...o intentarlo al menos.

Asíque les sugiero: si van a Okinawa y se separan...al que se va solo, le dan un GPS o un celular.
Sin otro particular, los saludo atentamente...benditos destinatarios de la casi nueva ley de medios.

Atsui ne! (calor eh!)

A partir de este relato, escribo desde Ushuaia nuevamente, Okinawa está muy lejos de mi, aunque siento cada recuerdo bien adentro mio.

Lo mencioné en el relato anterior, por lo tanto voy a explayarme un poquito más acerca de un tema "casi candente"...
el calor que pasamos ("sufrimos" sería la palabra apropiada) en Okinawa.

Debo comenzar por el principio, osea cuando llegamos a destino...

La verdad, después de 10 años (mi primer viaje a Okinawa, fue en esa misma época) no recordaba que el calor fuera un problema, pero tan pronto como crucé la puerta de salida del aeropuerto de la ciudad de Naha, se me ACALORÓ (en lugar de "refrescó") la memoria.

Fue como un "tsuki gigante" (uchichi tsuki) que nos golpeó de cuerpo entero y eso que eran las 21hs. aproximadamente, ya de nochecita.

En esas primeras horas en Okinawa, tuvimos algún pequeño contratiempo, que a esta altura imaginarán, describiré en un futuro...esperemos no demasiado lejano.
Pero nuestro único agente de bienvenida, el calor, lejos de aflojar quería demostrarnos que podía llegar más lejos, a pesar de que la noche avanzaba y ya estaba instalada en Naha City.

Como a las 3 de la mañana, ya dentro del departamento del primer piso del dojo, nos fuimos a descansar...

no pudimos dormir gracias a nuestro amigo "ausencia de frío", por lo cual a las 6 de la mañana, nos levantamos y nos fuimos a practicar Karate Do (qué ibamos a hacer? somos karatekas y a eso fuimos) .
Si lo miramos desde el "punto de vista positivo", no necesitamos tanto tiempo como en Ushuaia para "entrar en calor"...de hecho queríamos "salir" en lugar de "entrar" en calor.

Terminado nuestro primer entrenamiento, ya cerca del medio día almorzamos con sensei Arakaki una "Soba" (que estaba buenísimaaaa!) en un pequeño local de la esquina, que es atendido desde hace tiempo, por una señora de unos "setenta y tantos" años, como mínimo.

La "soba de Okinawa" es uno de los platos mas populares de la isla y es, ni más ni menos,
una sopa de fideos de harina de trigo con carne de cerdo, si, si...con mas de 35ºC, estabamos comiendo sopa después de entrenar...jeje.

No dejamos de transpirar en todo el día, el primero de varios o casi todos, hasta el día del tifón al menos (si, si, otra historia más). No recuerdo si el primer o segundo día, cuando subimos al auto del sensei, el termómetro marcaba los 40ºC!!!! ...si eso no es una cálida bienvenida, las cálidas bienvenidas ¿dónde están?

La cosa, en nuestra casa por lo menos, aflojó recién cuando llegó "Él".
Lo bautizamos "El Dios ventilador" (religiosos perdonen la blasfemia, pero si no sufrieron el calor subtropical de Okinawa, ni opinen por favor) , era un ventilador compuesto de 3 ventiladores que giraban en todas las direcciones...al menos, removía el calor de un lado al otro de nuestro hogar okinawense. De noche dormíamos todos alrededor, quien osaba alejarse en busca de algo de espacio y comodidad, regresaba arrepentido y sudado por demás.

Salir a caminar fuera del horario de entrenamiento, era casi una travesía por el desierto, comprar algo frío para beber, nos obligaba a tomarlo rápidamente, si es que queríamos disfrutarlo como "fresco", ponernos el Karategui cada día, a eso de las 19hs con el calor abrasador, era muy molesto.

En general, yo usaba una toalla húmeda en la cabeza y otra seca en el cuello, para tratar de absorber parte de la transpiración permanente, pero la verdad, me duraban poco. Los okinawenses lo mismo, toalla como bincha o en el cuello, tratando de paliar un poco "la calor".

Los días que podíamos ir a la playa, hasta el agua de mar estaba caliente, algunos pensarán "qué lindo, agua calentita!"...noooo muchachos y señoritas, cuando hace muuuucho calor no te gusta el "agua calientita" (como diría Pity Alvarez) sino "agua fresquita"...
y en Okinawa, no existe ni en los grifos!!!

Les digo más, Patricio confesó el último día lo siguiente:
"si te digo que una madrugada, cuando no podía dormir del calor, metí la cabeza dentro del freezer...me crees?"...
Si Pato, yo...te creo!

Asíque ya saben, si van a Okinawa en verano, no lleven campera de plumas.

Mis "no tan cálidos" saludos para ustedes.


domingo, 9 de agosto de 2009

Un día irreal...


La verdad tengo muchas ganas de escribir acerca de varios días especiales en Okinawa, me está faltando tiempo, asíque si alguien está interesado, habrá que esperar.

Pero ayer sábado 8 de agosto, fue un día del que no puedo dejar de escribir en este mismo instante.


Comenzó nuestra jornada levantándonos a las 6, para nuestro entrenamiento de las 7, como todos los días. El calor de Okinawa, hacía que cada practica fuera bastante diferente de las que acostumbramos en Ushuaia, pero de eso escribiré en otro momento.

Sabíamos que esa tarde nuestro sensei, presidente de la Rengokai, tenía a cargo el discurso principal de presentacion del Torneo Mundial , nada mas...ni nada menos, que en el mismísimo Castillo de Shuri.

Ese lugar místico de Okinawa, donde gobernaron el archipielago de Ryu Kyu las sucesivas dinastías, que fue reconstruído cuatro veces en el mismo sitio ( de solo mencionarlo me emociona), cuna de grandes maestros de Karate del estilo "Shuri Te" sería el escenario de tan importante presentación.
Decidimos, con nuestro grupo de "aruchintines" de la Kodokan, viajar un par de horas antes a Shuri Sho* en el monoriel , desde la estación Maejima (la mas cercana a la casa de sensei) hasta Gibo, nuestra parada final.
*ese es el nombre con el que se lo conoce aquí, en Okinawa.

Una llovizna algo molesta, pero que al menos refrescaba, nos acompañó casi desde que salimos de nuestro reducto (estamos viviendo en un departamento que el sensei nos facilitó, en la planta alta de su casa y el lugar de practica, osea el dojo).


Tuvimos unas doce cuadras de caminata, entre Gibo y Shuri Sho, donde pudimos disfrutar de casas tradicionales, y otras no tanto, pero un camino por demás agradable con vistas de paisajes para atesorar en el recuerdo.


Tomamos varias fotografías con Karategui en varios lugares, entre ellos un lago aledaño, en Shuri no Mon (antigua puerta de ingreso al Castillo, reconstruída por ultima vez despues de la batalla de Okinawa, terminada la Segunda Guerra Mundial) y dentro del imponente Castillo de Shuri.


Terminada nuestra recorrida a Shuri Sho, la lluvia había cedido, refrescándo Naha y sus alrededores, como un presagio de lo que estaba por acontecer. En ese momento no podíamos siquiera suponer lo que teníamos por delante, mientras eramos testigos privilegiados de todos los preparativos.

Gente que iba y venía. Caras conocidas de maestros de Karate Do, que vemos a veces en revistas o programas especiales de Artes Marciales se hacían presentes en la antigua sede del reinado de Ryu Kyu.


Honraban la ceremonia 4 maestros, ante quienes todos los otros sensei, no dejaban de hacer profundas y marcadas reverencias como muestra de respeto que hasta el mas ignorante podía percibir. Koshin Iha (84 años) y Kosei Wakugawa, 10mos Danes de la escuela Goju Ryu, Ryuko Tomoyose, 10º Dan de Uechi Ryu, todos de 81 años de edad, si no me equivoco.
Presidía esta gala de maestros el sensei Shugoro Nakazato, 10º Dan de la línea Shorirnyu, quien una semana después cumliría sus 90 años...
así como lo leen...90!!!!


Comenzaron las presentaciones, nuestro maestro (sensei Isamu Arakaki) dio su discurso de manera impecable, una vez finalizado dejó lugar para el punto culmine de la jornada.

Cada uno de los sensei, 10mos danes mas viejos de Okinawa, realizó su Kata favorito. Comenzó sensei Tomoyose, seguido de los sensei Iha y Wakugawa.
Culminó el "Passai Dai" de sensei Shugoro Nakazato.

La verdad, me costó no llorar mientras veía a esos maestros, que han vivido mas de los que mis abuelos vivieron. No estaban caminando con bastón, ni estaban honrando ese momento solo con su presencia sentados, ESTABAN HACIENDO KATA!!!!

No se si comprenden lo que vivimos, pero les puedo asegurar, que era emocionante e increíble.

Antes de despedirme les comento que, gracias a la intervención de la esposa de sensei Arakaki, terminada toda la ceremonia, pudimos sacarnos una foto con sensei Shugoro Nakazato, hecho que no es común.

El resto del día, que fue largo, se los cuento en la proxima entrada...

Mis saludos Karatekas y no Karatekas.


jueves, 6 de agosto de 2009

Renshu


Respecto de los entrenamientos…


puedo comentar que practicamos 2 veces por día, de lunes a sábados, de 7 a 9 cada mañana, por lo que debemos levantarnos a las 6, como para estar en un estado de vigilia mínima.
Esas clases son solo para nosotros (los “aruchintines” diría Patricio) ya que la gente local debe asistir a sus trabajos habituales en ese mismo horario.
Nuestra actividad está centrada en las correcciones técnicas que el sensei nos está haciendo, con el fin de no olvidarlas y, en el mejor de los casos, incorporarlas. En esas clases matutinas, no utilizamos Karategui, para que el sensei pueda observar mejor la contracción muscular y postura corporal, que con el equipo de Karate son imposibles de distinguir.
Por otro lado practicamos Kata individual, aquellos que vamos a participar del torneo mundial, y los sensei Vazquez y Acosta nos hacen observaciones técnicas, con el fin de llegar mejor preparados al evento.


Por la tarde entrenamos con Karategui de 19 a 21hs., excepto los sábados que lo hacemos a las 16 horas (hermoso practicar con 40º C de temperatura a esa hora).


Solo compartimos el dojo con alumnos del sensei los miércoles y sábados, que esos son los días destinados a los entrenamientos de los Okinawenses, en el Hombu dojo de Kodokan por estos días.


Los domingos, merecen un párrafo aparte.
Esos días solo entrenamos una vez…que vale por dos…
Comenzamos a la misma hora de todos los días, terminada la entrada en calor, aparece el sensei, se cierran las ventanas, se apaga el “semi Dios ventilador” y a sufrir amiguitos!!!
La clase, es el mismo tipo de entrenamiento que nuestro maestro realizó durante 16 años, en días y horarios similares, bajo la tutela técnica del sensei Yuchoku Higa, “el puño fuerte de Okinawa”.
Tsuki, Keri, y Kata Naihanchi a un ritmo que nos deja sin agua en el cuerpo y sin aliento, literalmente. Pese al agotamiento físico de la clase, y el acumulado de todos los días, a nadie se le ocurre bajar el ritmo o aflojar, es una clase donde el “kokoro” se siente cada tsuki.
Y asi, les dejo una pequeña idea, de los que son nuestros entrenamientos, en esta isla lejana, al otro lado de nuestra Argentina.