sábado, 5 de junio de 2010

Nicolás y la mafia de los medicamentos.

La demora para esta historia, tiene muchos "por qué".
Ya estoy en el mes de junio de 2010 (y el relato comencé a escribirlo en septiembre de 2009), hubo mucho intentos de silenciarla por los intereses que mueven algunos negocios turbios, pero ya no más!

(La verdad es que estuve trabajando muchísimo para el torneo Bi Nacional que se realiza en Ushuaia el 18 y 19 de septiembre, Interés Municipal, Interés Provincial, tarifas de hotel, invitaciones, excursiones a muy bajo costo y algunas otras cosas más...pero shhhh! que nadie se entere, aparte el primer párrafo le da un toque de "periodismo de investigación", que está de ultima moda).

Nicolás es un joven estudiante de arquitectura, con mucho empuje, actitud emprendedora y karateka con espíritu de superación, es por ello sonará algo chocante para quienes lo conocen, enterarse que bien podría estar relacionado con la mafia de los medicamentos o algún tipo de actividad pseudo lícita relacionada a los medicamentos sin prescripción.

La cuestión no sé cuando comenzó, pero es probable que ya en el último avión de ida que nos dejaría en la ciudad de Naha, haya intentado intervenir con sus "drogas medicamentosas". Cuando Gastón se sintió mareado, fue el primero que dijo:
"querés un queseyoqueremedio?", "eso te va a hacer bien"...
el joven aprendiz de GARRINCHA, empezó a mostrar la hilacha.

No se si Gastón aceptó y ni recuerdo si se sintió mejor.
Si lo hizo, quizás ya esté imposibilitado de retener nombres, dejar de babear, leer el diario, tener hijos o vaya usted a saber que.
Porque lo que ocurre con esas cosas sin receta es eso, que no podes ni leer las contraindicaciones ni los daños colaterales, pero seguro que Gastón San no sabía eso o el mismo malestar no le haya permitido utilizar su buen juicio.

Continuando con el relato, desde el primer día de entrenamiento, sensei Arakaki nos entregó un frasco de vitaminas, muy pequeñas de color amarillo, para que tomemos a diario. Eran de venta libre y salía la propaganda en las revistas, pero Nico debe haber sentido esto como "competencia desleal".
A los pocos días de entrenar, alguno de nosotros se sentían cansados y Nico ya empezaba a ofrecer sus "querés un antiinflamatorio?, porque tengo". Te dolía la cabeza y escuchabas "Tengo para el dolor de cabeza, esto te alivia seguro".

En fin, quienes creen conocerlo intentarán convencerme de que lo hace de bueno que es, y de previsor. Pero yo, que caminé por las calles de Nueva York, Rio de Janeiro, Moscú, Roma, Berlín, Londres y Madrid, vi a los dealers de la droga y los reconozco al toque (mentira, no caminé por Nueva York, ni por Moscú, pero le daba emoción al relato je je).

Pero como es la vida a veces, que a ocacionalmente terminamos cayendo en pozos donde no creímos que podíamos caer.

Una mañana, durante nuestro viaje a Ginoza con sensei Arakaki y parte de su familia, fui víctima de un terrible dolor de muela (léase de los que no te dejan dormir, ni pensar más que en el dolor...y aunque yo de dolores de muela sé menos que nada, aparentemente podría haber sido un flemón...o lo que fuere, pero dolía y mucho.)

Ocurrió lo que todos podrán imaginarse a estas alturas del relato "Marce, querés un calmante?" y mi respuesta, quizás también sea obvia "seeeeeeeeeeeeeeeee Nico, por favor, oneigai shimasu!!!!".
Me parece que no fue calmante, sino antiinflamatorio (ya pasaron unos meses y mi memoria empieza a fallar), pero lo que ocurrió fue que el alivio llegó a los pocos minutos, a Dios gracias y a las miles de pastillitas de colores que Nico había portado desde nuestro país (tá bien, quizás no fueron tantas).

Lamentablemente, la suerte de Nico iba a llegar a su fin, la DEA lo esperaba en Buenos Aires y ahora está preso en algún lugar de Ásia, como Bidget Jones, pero haciendo trabajos forzados.
Nadie supo mas de él.
(bueno ya se que también es mentira lo último que escribí, pero hay que ponerle un poco de emoción a estas historias, giros inesperados, finales trágicos y esas cosas...no todo es humor en esta vida que nos tocó vivir).

Sé que Pablo Escobar Gaviria ayudó a mucha gente y era querido en Colombia, asi que...por qué no, nuestro Nico?
Nico te banco...donde sea que estes confinado. (en su casa estudiando y trabajando)
Mis saludos, junto a mis disculpas por tanta demora.
Don Chávez, osea yo.

sábado, 6 de marzo de 2010

Cómo comenzó esta historia del Karate Do...

Desde muy pequeño quise practicar artes marciales, pero no se por qué siempre dije: "quiero hacer Karate".

Mi primera oportunidad se dio a los 7 años de edad, cuando mis padres pensaron que era buena idea mandarnos a un club (a mis hermanos y a mi). Las opciones que recuerdo eran dos: Basquet o Karate.
Menos mal que elegí, Karate...
mi altura futura no iba a ser apropiada para un Michael Jordan, Magic Johnson o un Manu Ginobili (para quienes no me conocen, mido 1,69 m., con buena voluntad del que mide).

El club Unión Florida fue la sede del primer dojo que pisé, íbamos con varios vecinos del barrio. Recuerdo que con Dario (el vecino de la esquina) eramos los más disciplinados, el resto de la banda se la pasó en penitencia haciendo flexiones de brazos, porque se reían de los nombres de cada técnica. Esa primera experiencia duró poco, estimo que menos de 2 meses, pero me gustaba mucho asistir a clase.

Un tiempo después, quien era mi mejor amigo, también llamado Dario, comenzó a practicar Karate Do a unas cuadras de mi casa. Era la "Sociedad de Fomento 9 de Julio", donde 2 jovenes estudiantes enseñaban Karate Do.
Sus nombres: Luis Vazquez y Jorge Acosta, con apenas 18 años y ya cinturones marrones, dictaban sus clases con un carisma que aun hoy siguen transmitiendo.

Las clases tenían una particularidad, los chicos jugábamos durante la entrada en calor, y los juegos estaban orientados a desarrollar determinadas habilidades motrices y la recreación.

El único deporte que me había gustado en mi vida fue el softbol, que practiqué en la misma sociedad de fomento. Pero con el Karate Do, fue otra cosa, llegaba una hora antes del horario de clase y jamás faltaba al dojo.

Realmente me sentí feliz desde el primer día que incliné mi cuerpo para saludar a mis senseis con ese "Rei!" que la mayoría escucha en cualquier dojo donde se practican disciplinas de origen Japonés u Okinawense. Éramos un montón de chicos, estimo que habrán habido clases con mas de 25 alumnos, separados por edad y graduación.

Juegos como la mancha, utilizando técnicas de Karate, el indio (que ahora los chicos llaman "hombres de negro"), el RELOJ, los circuitos!!!!.

Después: entrada en calor y técnicas de kihon. Kata. Juego, o juegos, para terminar. Podría explayarme más, pero quizás en otra ocasión.

Un día estaba en la primer fila, la clase la estaba dando sensei Vázquez y si mal no recuerdo yo era uno de los de mayor graduación (recuerdo que no había nadie a mi derecha, donde forman los alumnos más avanzados, pero no tengo idea de mi edad...podrían ser 10 años, no mucho más).

Yo era un niñito risueño, y me estaba pasando de listo haciéndome el chistoso, durante la entrada en calor. Sensei Vázquez me llamó la atención un par de veces y evidentemente mucha bolilla no le dí, hasta que logró captar mi atención con un "te vas".
Bienvenido al mundo real!
uh!
"No sensei, me porto bien, no molesto más."
"Te vas".

Tuve que mirar la clase desde afuera, después de ponerme las zapatillas y salir del dojo.
Al menos había ventanas que permitían que pudiera observar la clase, en puntas de pie, desde afuera.
Fue bastante feo perderme la clase, pero aprendí la lección.

Cuando el sensei dice "basta", "iamé", "cortala" o lo que sea, para colmo de males varias veces, el alumno debe hacer caso.
Nunca más me pasé de listo, creo!

Tengo miles de recuerdos de esas clases, de las palabras que cada uno de mis maestros me dijo cuando lo necesité. Algunas las compartiré con ustedes, Dios mediante, en las próximas entradas, otras quedarán atesoradas dentro de mi corazón, donde permanecen guiándome cuando lo necesito.

Saludos, a quienes estén del otro lado...
incluso a quienes no dejan comentarios.

sábado, 13 de febrero de 2010

Propongo...

En esta entrada voy a hacer un alto.

Primero para agradecer a la gente que ingresa a este blog, que empezó medio de chiste pero sigue porque me gusta contar historias y cosas que tienen que ver con esta disciplina que amo y que practico desde hace más de 26 años.
Me motiva a seguir escribiendo la gente que lo lee y deja sus comentarios, la verdad todavía no puedo creer que lo sigan tantos (por eso puse el contador de visitas, hace solo 2 meses).

Me gustaría proponer, que si alguien tiene alguna sugerencia, pregunta o algo por el estilo, que deje el comentario, así favorece a mi inspiración para contar alguna otra historia.

Ahora pregunto: leyeron el libro que escribió sensei Luis Vázquez "Las Manos de Okinawa" ?

Les comento que ya se puede conseguir en Musashi Genbudo (si no me equivoco), en Kier Megatienda Natural (en el centro de Buenos Aires), en Budokan de Córdoba capital, en la librería Acuarela de Ushuaia y en algunos sitios más, que yo lamentablemente desconozco.

Realmente lo recomiendo, y aprovecho para postear el comentario que publicó Claudio Veiga, director de la revista Cinturón Negro de Argentina.

http://cnargentina.com.ar/noticias/2010-01-22/5496/las-manos-de-okinawa?utm_source=inter&utm_medium=email&utm_campaign=20100211

Espero que lean el libro, es de lectura sencilla y Sensei Vázquez escribió cada capítulo con el corazón y eso no se encuentra todos los días a la vuelta de la esquina.

Quiero compartir una pequeña parte del libro de mi sensei, que tiene que ver con lo que siempre me enseñó desde que soy pequeño, cuando empecé a transitar mis primeros pasos en este camino del Karate- do.

En uno de los capítulos, cuenta que un amigo le regaló una entrevista con uno de los grandes maestros de Karate Do de la historia, el sensei Meitoku Yagi.
En un momento de ese encuentro, el maestro le hizo una pregunta al joven Luis Vazquez...

..."-Para un karateca, ¿qué es más importante: la ley o la moral?
Mi silencio marcó mi falta de respuesta, hasta que él dijo:
- La moral. Porque la moral siempre debe conducir al hombre; a veces hay leyes que son inmorales o se las maneja en forma inmoral. Siempre debes buscar el bien. Espero que puedas llevar tu Karate- do con altura moral ante ti mismo y ante los demás..."

(del libro "Las Manos de Okinawa. Relatos de un aprendiz de Karate-do", escrito por Luis Alberto Vázquez).

Antes de despedirme aprovecho para adelantar, la próxima entrada en el blog no será una historia de Okinawa, sino como fue mi comienzo y mis primeros años con el Karate Do.

Cambio y fuera, gokuroo san!

jueves, 11 de febrero de 2010

Lo que resta del día...

Para contar esta historia, debemos remontarnos a la primera "un día irreal", donde vimos a maestros, 10mos danes, mayores de 80 años de edad haciendo kata en el Castillo de Shuri.
Fue increíble, pero no voy a detallar esa parte del día que ya expliqué en la historia anterior (recomiendo que la lean, esa fue una de las pocas serias...creo)

Terminadas las exhibiciones y la presentación del Torneo Mundial en el mismísimo Shuri Sho, sensei tenía algo especial preparado para nosotros.

Había decidido compartir una noche de reunión con dos de sus compañeros de dojo: los sensei Toma y Goya, alumnos directos de sensei Yuchoku.
A sensei Acosta, sensei Vázquez y a mi, nos tocó trasladarnos con la esposa del maestro en "takushi" (taxi), en el camino Yunko Arakaki Sama nos preguntó si habíamos transitado por el camino viejo, que era uno de los ingresos y egresos del Castillo de Shuri, utilizado antiguamente por los samurai y los reyes. Ante nuestra falta de conocimiento, habló con el taxista y le pidió que nos espere a unas cuadras del sitio.
Bajamos por un camino de piedras construído hacía cientos de años, árboles y santuarios centenarios acompañaron nuestra pequeña caminata, sin olvidar las casa tradicionales, algunas ya remodeladas, al tiempo que la noche se hacía presente, fue increíble!.
El taxi, como era de esperarse, estaba aguardandonos en el lugar previsto, para transportarnos al sitio del "meeting" (así llaman a las reuniones en Okinawa "mitin").

El lugar elegido fue un Karaoke muy pequeño, que estaba situado a solo unas cuadras del dojo donde sensei Yuchoku Higa enseñó Karate Do Kyudokan durante años. Maki Chan, Tanaka san y Ryu estuvieron junto a nosotros.

El Karaoke era excelentemente atendido por una señora de unos cincuenta y tantos años, por demás agradable. La velada comenzó comiendo algunas cositas, presentadas en pequeños platos, mientras bebíamos aguamori (bebida alcohólica a base de arroz fermentado, nativa de la isla de Okinawa y de mejor calidad que el sake) con unas pequeñas limas, aparentemente características de la isla.
A mi dicha bebida nunca me simpatizó demasiado, pero con las limas estas, "iba como piña" (je je, que terminología!). En realidad el aguamori se bebe mezclada con bastante agua, hielo y los cortes de lima en mi caso. Es un asunto que podríamos considerar bastante ritual: los alumnos, los más jovenes o los de menor graduación, deben estar atentos a que el sensei, sempai o el invitado, en ningún momento tenga su vaso vacío. Si uno es invitado a brindar, debe chocar su vaso, debajo de la línea de su superior y debe beber, al menos un sorbo, antes de apoyar su vaso en la mesa, etc.

El primero en llegar fue sensei Toma, un hombre de baja estatura, 66 años, vigote prolijo y mirada aguerrida, pero lo que llamaba más la atención de él, eran sus nudillos. Era como si tuviera un problemita en la mano, pero el problemita era que había hecho makiwara durante años, hasta el extremo de deformar sus nudillos y se notaba mucho. El otro problemita lo tendría cualquiera que se cruzara con un tsuki de este señor.
Personalmente cuando me presentan algun karateka acostumbro mirar los nudillos, así fue como una vez, caminando por Kokusaidori durante una muestra de música Eisa, reconocí a sensei Oshiro, alumno directo de sensei Yuchoku que yo conocía por fotos de revistas. Sus nudillos estaban impresionantemente desarrollados y curtidos por el uso del makiwara.

Al rato ingresó al modesto local sensei Goya, un hombre de apariencia mayor ya que lucía sus canas al 100%, 70 años y sonrisa agradable. Mientras tanto el aguamori continuaba circulando entre todos los presentes ya que en este tipo de reuniones, se acostumbra beber mientras se conversa y canta alguna canción al ritmo de la máquina de karaoke.

Los sensei cantaron como expertos, canciones tradicionales de su isla maravillosa, nosotros hicimos lo que pudimos, pero la verdad nos divertimos mucho y no acausa del aguamori.

Se destacó uno de los miembros de la delegación Argentina, quien nos sorprendió cuando escuchamos que entonaba una canción con una voz mezcla de Rafael y Sandro recién trasplantado en Mendoza. Con Patricio cantamos una canción que no conocíamos, creo que se llamaba Cachito (yo creí que era "Cachita" de Montaner...y al comenzar me convencí de mi error). En nuestra interpretación, quizás nos ayudó un poco el aguamori, ya que la vergüenza que debimos sentir por lo mal que cantamos no fue tanta, por el contrario, nos reímos muchísimo.

Lamentablemente, los sensei Toma y Goya tuvieron toda la intención de comunicarse con nosotros, pero el idioma fue una barrera difícil de superar. Para nuestra suerte, algunas cosas pudieron traducirnos los presentes y llegamos a comprender los importantes consejos que quisieron compartir para que sigamos creciendo en nuestro camino del Karate Do.

Esa misma noche, sensei Vázquez le obsequió una pequeña pre impresión de su libro, traducida al inglés, a sensei Arakaki.

Ya saliendo del karaoke, caminamos con sensei Toma y Arakaki sensei, hasta despedirnos del primero en Kokusai dori y Okiei dori, desde ahí bajamos hasta un local donde venden una soba de-li-cio-sa, debajo del edificio donde sensei tenía su compañía antes de mudarse al nuevo sitio.

La verdad fue una noche increíble, el día entero será difícil de olvidar, especialmente si no quiero olvidarlo.















En la última foto se lo ve a Sensei Toma junto al maestro Luis Vázquez, si observan podrán ver mejor que en la fotos anteriores los nudillos que he tratado de describir.