martes, 3 de noviembre de 2009

Los chinos

Primero debo aclarar que en realidad no eran chinos, pero así fue bautizado el mini mercado "Matsuyama store", nuestro principal proveedor alimenticio, después de sensei Arakaki, durante el viaje a Okinawa.

Estimo que si quienes lo atendían hubieran sabido que eran llamados "los chinos", se hubiesen acercado al dojo, con una cara bastante diferente de la "cara de vendedor feliz", y nos hubieran "hecho la pelea", aunque no supieran tirar un tsuki.

A solo 3 cuadras del dojo, se encuentra Matsuyama store, lo que nosotros llamamos mini mercado, fue el sitio donde adquiríamos todo lo que ingería el grupo por propia voluntad (quienes se pregunten "por que?", sugiero que lean la entrada anterior "taberu, parte I").
No recuerdo precisamente cuando fue la primera vez que lo visité, pero sucedió en 1999, durante mi primer viaje a Okinawa, lo que puedo garantizar es que rara vez compraba y/o comprábamos en otro sitio. Desde yogurt (de super oferta, mas barato que en Argentina inclusive), queso, pan, bandejas de bentó (con diferentes tipos de comida, en pequeñas raciones), tonkatsu (especie de milanesa hecha con carne de cerdo), chicken (pollo), zakana (pez marinado), bebidas hidratantes, agua, pasando por galletitas, golosinas, frutas, té, café...hasta alguna cervecita (solo el día que terminó el torneo, si mal no recuerdo).
También comprábamos agua en una máquina que estaba fuera del local, por su condición de ser mucho más económica que comprar las botellas o bidones sueltos.

El primer día que ingresamos durante este viaje, recuerdo haber comprado con "Patorishio" una leche chocolatada de litro, buenísima! pero parece que fue la última que hicieron las vacas chocolatadas de Japón, porque no hubo forma de conseguir otra durante los 35 días que duró la aventura, y ahí si que buscamos en cada super que nos cruzamos.

Para llegar desde el dojo, había que salir caminando hacia la derecha, seguir la calle serpenteante hasta la vidriería de la esquina, al lado del negocio donde la señora anciana vende soba , doblar hacia la derecha hasta la esquina, doblar a la izquierda, siguiendo la vereda del frente por mano derecha (doblando a la derecha), hasta desembocar en dicho mercadito (los que no leyeron las entradas anteriores o desconocen el barrio Matsuyama, van a estar perdidos...
los que leyeron mi explicación, así sean el señor FILCAR de Okinawa...estimo que correrán la misma suerte).
La otra forma de llegar, la que no correspondía, o sea la que hacíamos a diario, consistía por cortar camino por el estacionamiento de un edificio de departamentos situado a 30 metros del dojo, que nos ahorraba lo serpenteante de la calle.

La gente que lo atendía era super agradable, y siempre nos recibían con el "irashai masen" = "bienvenidos " (si mi mala memoria no falla y mi escaso nihongo resulta efectivo), seguramente nos decían muchas otras cosas que no supimos descifrar, pero bueno del "irashai maseee" casi seguro...

En general lo visitábamos temprano en las mañanas (si nos dábamos cuenta "tarde" que no teníamos que desayunar), después de entrenar, (cuando ya estábamos muertos de hambre), cerca del medio día (si teníamos hambre de nuevo), por la tarde (si sentíamos necesidad de merienda) y/o por la noche, después de la clase (había que cenar para recuperarse adecuadamente).
Ah! también íbamos cuando salíamos a caminar y nos daba ganas de comer alguna cosita..."como para que no nos falte energía, vissssste"...
como verán, concurríamos mas seguido que al baño.

Estaba abierto las 24 horas del día, lo primero que uno encontraba al ingresar eran las frutas hacia la izquierda (las bananas de oferta, que era uno de nuestros principales alimentos de las mañana, rica fuente de potasio, como todos sabrán) a la derecha mesones con algunos productos y las 2 cajas registradoras, un dato que tiene que ver con la economía: pasadas las 22 o 23horas había alimentos a mitad de precio, pero sin garantía bromatológica.

Sin temor a equivocarme, sensei Acosta es quien merece el 1er premio en la categoría "El que encuentra las mejores ofertas", producto de la paz y tranquilidad que lo caracterizan, y que dio sus frutos a la hora de recorrer las góndolas del mencionado sitio. Él fue quien encontró los yogurcitos con frutas, las mermeladas y demás alimentos a precios razonables, hasta para nuestro lejano país.

Antes de despedirme me gustaría decir algo:
si van a Okinawa, recomiendo que compren en MATSUYAMA STORE!
(con esto quizás consigo que me esponsoricen en el 2013)...

Los dejo hasta la próxima, voy a comprar comida porque escribir me dio hambre.

2 comentarios:

  1. Buenísimoooo!!..jajaj ese minimercado es lo más(antes que nada, ya sé que vas a decir "...ya sabemos que vos estuviste allá.." y bla, bla ,bla)jajaja...es que no puedo evitar asociar tus anécdotas con mis visitas a Okinawa.De este "bolichito", a lo que vos decís agrego que,tiene unas porciones de torta alucinantes con muuucha crema y que he llegado a levantarme(porque no podía dormir del calor que hacía)vestirme e ir a las 2 de la madrugada a comprarme una de esas porciones jajaa la gorrrrrda.También atesoro una maquinita de afeitar femenina con mango anatómico que acá, después de tantos años no llegaron todavía a hacer ese modelo reee fashion, lástima que nunca pude conseguir acá los respuestos jaja..Seguí escribiendo, daleee

    ResponderEliminar
  2. otros punto para no olvidar de nuestro querido supermercado los chinos, es la temperatura que habia en su interior. gracias al Aire Acondicionado que tenian era invierno ahi adentro! y unos de los cajeros que siempre cuando estabamso con el sensei acosta nos hablaba y habla como si le entendieramos algo! y la repuesta de acosta era siempre " bien mi familia bien y la tuya?" jajajaja buenismo

    ResponderEliminar